Uno de los más renombrados artistas japoneses contemporáneos,

Yoshitomo Nara es conocido sobre todo por sus pinturas de niños y animales con expresiones diabólicas y posturas provocativas, aislados contra un fondo de color pastel. Las principales galerías y museos del mundo han abierto una veda para conseguir cualquiera de sus obras, tanto es el celo que no suelen compartidas.

Es un artista superpop, figura imprescindible del arte contemporáneo mundial. Nara es conocido, sobre todo, por ser el creador de un ejército de niñas cabezudas y cabezonas, ojos grandes y gesto enfadado que ya son icónicas, que desprenden inconformismo y ternura. El espectador acaba asociando su trabajo con subculturas japonesas del manga o el anime aunque el origen sea mucho más laberíntico

En mi viaje de luna de miel a Japón, conocí su obra en una galería.  La primera vez que vi una de sus obras me desconcertó totalmente. Quedé atónico mientras pensaba ¿Qué tendrá esta niña en su cabeza que me ve así? Veo que refleja de mi una parte que no soy capaz de ver a través del espejo.

Mi hija es la única que me había mirado así… una mirada respuesta después de reñirle.

Es el artista japonés cuya una de sus obras alcanzó el máximo precio pagado sobre un lienzo. Al ver el cuadro me quedé pensando ¿Cómo es posible que valga 26 millones de dólares?  Explorar el universo psicológico de la infancia, el mundo que Nara nos ofrece aborda asuntos como la imaginación infantil, la ansiedad de los adultos y la rebelión.

Sus obras permiten reencontrarme a los distintos sentimientos que habitan en lo profundo de mi memoria, de mi infancia.

Pero son pinturas el reflejo de lo que somos. A base de capas diligentemente pintadas de tonalidades luminosas, revelan una amplia gama de influencias artísticas y culturales que van desde el modernismo japonés y la pintura occidental, hasta los cuentos infantiles ilustrados y la música (folk, rock y punk) estilos musicales que siempre coloca cuando está en su estudio.

Al conocer su obra entendí que las miradas serenas y los ojos abiertos de par en par de los niños que retrata en estas obras ofrecen un sorprendente contraste con nuestra personalidad.

En sus múltiples entrevistas siempre deja claro que no quería ser artista. Se convirtió en artista, pero no quería serlo. Nunca fue llamando a las puertas de las galerías

Es un artista que vive todo el tiempo preguntándome si esa vida de libertad que vive continuará para siempre. Y aunque es artista siempre nos deja claro que ver que el objeto de su vida no es crear y exponer arte. ¿Qué paradójico cierto?

Y cuando vi una de sus litografías originales “Midnight Truth (Verdad de medianoche), acríclico sobre tela, 2017” puestas a subastas online no lo dudé y me lancé a por ella, lo más maravilloso fue la sensación de ganarla (sin tener que gastarme un dineral por supuesto).

Ahora tengo una mirada que siempre me observará, a veces fría y distante pero lo suficientemente cercana para activar mis neuronas de creatividad, de motivación, de reflexión, de responsabilidad que me permitan pensar en qué cosas puedo hacer bien para verle sonreír y cuales estoy haciendo mal para tenerle así de enfadada. Quizás se sienta orgullosa y no me lo diga… quizás se sienta ofendida, enfadada, asustada, pensativa…   Aunque desde que la tengo en el despacho, menos personas enfadadas entran por mi puerta… es una buena guardaespaldas 😉

 

¿Tienes algún cuadro especial, obra de arte,  escultura íntima, sólo para ti?